Martha y Margarito Aguilar recuerdan un domingo hace cuatro años cuando un grupo de mujeres entraron a su iglesia en la Florida durante una clase bíblica.
El grupo había caminado varias cuadras desde Auburndale Bridge†, un Centro Residencial donde ofrecen un Programa de Tratamiento para el Abuso de Sustancias, una alternativa a la encarcelación para ayudar a las mujeres a recuperarse de la adicción y volver a integrarse a sus comunidades.
Martha y Margarito conversaron con el grupo y les preguntaron por sus plegarias de oración. Muchas de las mujeres compartieron su dolor al ser separadas de su hijos para poder rehabilitarse y volver a encarrilar sus vidas.
“Hasta el día de hoy, sus plegarias de oración son desgarradoras”, exclamó Martha. “Pedían por sus hijos que estaban creciendo sin ellas y viviendo con alguien más, o rezaban por algún hijo que está luchando. Solo de pensar en ello, me pongo a llorar.”
Margarito también se sintió conmovido. “Había demasiado dolor y sufrimiento, y el reconocimiento de los errores que habían cometido”, él comentó.
Encontrando una manera de ayudar
Martha y Margarito querían hacer algo para apoyar al grupo. Se enteraron de que las residentes eran visitadas por sus familias durante las festividades y que existía la necesidad de aumentar las actividades positivas disponibles.
“Por eso decidimos ayudar,” dijo Martha. “Para que las familias pudieran disfrutar más, pero especialmente por los niños.”
La familia Aguilar, junto con su hijo de 12 años, Sebastián, crearon mini carnavales cuatro veces al año durante las temporadas festivas. Invirtiendo con su propio dinero, la familia Aguilar organizó juegos, manualidades, pintura de rostros, juguetes, premios, golosinas y otras actividades para que las familias pudieran compartir juntas.
En reconocimiento por su servicio voluntario en apoyar a estas mujeres necesitadas, la familia Aguilar, quienes son Empresarios Independientes de Amway (IBO), está siendo honrada con el Premio a las Familias de Héroes de Amway por su Generosidad.
Una lucha familiar
Martha creció en la Florida y algunos miembros de su familia lucharon contra la adicción y exitosamente asistieron a rehabilitación.
“Quizá porque yo pasé por eso es que siento una angustia enorme cuando veo a alguien en esa situación y lo que más deseo es brindarles tanto amor como pueda”, ella compartió.
Margarito siente de la misma manera. Él nos contó, “No me gusta ver a los niños tristes”. “No importa la razón que sea – no es culpa de ellos.”
Sebastián asiste a los días de visita familiar también. Organiza su propia mesa con juegos como damas y tres en raya (tic-tac-toe) para el que quiera jugar con él lo haga, ya sea un adulto o un niño.
“Me gusta pasar el rato con otros niños, platicar con ellos y llegar a conocerlos,” dijo él. “Los niños pueden estar con sus madres y lo disfrutan mucho.”
Dándoles amor
Verónica Ogbeifun trabajó como capellana en Bridge por dos años. Ella dijo que muchas mujeres necesitan motivación y la familia Aguilar ha demostrado una compasión genuina por ellas, ayúdandolas emocional y espirtualmente.
“Ellos conversan con ellas, les ministran y les demuestran amor,” dijo ella. “Son pacientes y amables con ellas. Las hacen sentir bienvenidas sin juzgarlas ni menospreciarlas”.
Y la familia no espera nada a cambio, añadió Verónica.
“Ellos no lo hacen para ganar posición, poder o reconocimiento, nada de eso,” dijo ella. “Ellos son fieles y dedicados”.
Kenuated Clarke, directora ejecutiva del programa, nos dijo que el servicio voluntario es crucial para Bridge.
Ella agregó, “La misión de Bridge no podría ser posible sin la generosidad de individuos como la familia Aguilar”. “Ellos donan su tiempo a las mujeres aquí, lo cual es fundamental para su éxito mientras hacen su transición del programa de tratamiento”.
Una mano amiga
El apoyo ha crecido a partir del esfuerzo de la familia Aguilar. Otros miembros de la familia de Martha ayudan en los días de visita familiar y compañeros de sus estudios bíblicos contribuyen financieramente. La familia Aguilar también asiste a las graduaciones de las residentes cuando estas completan el programa y les obsequian como regalo de graduación una Biblia a cada una.
“Muchas veces cuando las residentes se gradúan no tienen a familiares presentes, así que nosotros aplaudimos por ellos”, Martha explicó.
La familia Aguilar también las ayuda a realizar transiciones sin dificultades, proporcionando fondos y transporte o recolectando muebles y otros artículos del hogar mientras las mujeres tratan de encontrar trabajo y un lugar para vivir.
Tosha Esham es una de las graduadas del programa que está agradecida por lo que ha hecho la familia Aguilar. Su hijo Caleb de 7 años la visitó en uno de los días de visita familiar y le encantaron los juegos, que le pintaran su rostro y jugar en la casa inflable.
“Ellos eran increíbles en los días de visita familiar, con los niños, con las golosinas y juguetes y con todas las cosas que ellos hacían”, eso comentó Tosha de la familia Aguilar. “Fue realmente inolvidable para él.”
Y eso es lo que motiva a la familia Aguilar a continuar con sus esfuerzos.
“Hablar con los niños, quererlos, hacerlos sentir especial, verlos sonreír – eso me encanta,” dijo Martha.
†El Programa de Tratamiento de Abuso de Sustancias en el Centro Residencial Auburndale Bridge es parte de Bridges International®, que es una marca registrada de Bridges of America, Inc. DBA Bridges International.