Amy Hao experimentó una cantidad de momentos decisivos muy temprano en su vida, empezando con su nacimiento prematuro.
Cuando tenía 12 días de nacida, dejó de respirar, sufriendo daño cerebral. Pasó sus primeros 56 días de vida en una incubadora en el hospital. Y a los 7 meses, fue diagnosticada con parálisis cerebral, que limita el uso de sus manos y piernas.
Para sus padres y para quienes la conocen, Amy, ahora con 23 años, no se define ni se limita por esas experiencias tempranas. Por el contrario, la familia Hao ha estado determinada a hacer todo lo posible para ayudar a que Amy viva una vida plena.
Una medida valiente
Para poder lograr el sueño de que Amy tuviera una educación, tuvieron que emigrar de China a California cuando Amy tenía 10 años de edad. Ellos no conocían a nadie en los EUA ni hablaban inglés. No podían obtener empleos como los que tenían en China y no tenían seguro médico.
Pero paso a paso, esta familia lo logró. Amy es ahora una Empresaria Independiente de Amway (IBO). Ella es alegre y ambiciosa; está estudiando para una maestría en educación.
Amy y sus padres, Harry y Anna, están siendo honrados con el Premio a la Familia de Héroes de Amway por su Determinación, por su capacidad de continuamente vencer obstáculos y perseverar. Es uno de cuatro Premios a Héroes de Amway otorgados para honrar a los IBO que desarrollan comunidades más fuertes e impactan positivamente la vida de otros.
Pequeña pero fuerte
Harry y Anna Hao solo tenían un año de casados cuando nació Amy en 1995. Pesó solo 3.5 libras y tenía una cabellera oscura y rizada.
Al principio, la pareja no sabía cómo lidiar con la parálisis cerebral de Amy. “Cuando nos dieron el diagnóstico, regresamos a casa y no pudimos hacer nada sino llorar”, Anna nos compartió. “Estábamos completamente perdidos sin saber qué hacer”.
Pero los siguientes pasos pronto quedaron claros: Necesitaban hacer todo lo posible para encontrar un tratamiento para que ella pudiera crecer y llevar una vida normal.
Durante los años siguientes, Anna y Harry visitaron infinidad de doctores, hospitales y clínicas en toda China. “En un punto de mi vida me quise rendir”, nos contó Harry. “Pero a medida que veía crecer a Amy, veía sus expresiones y su mirada inteligente. Sus sonrisas me daban el constante ánimo de seguir adelante”.
En más de una ocasión, Amy le dijo a sus padres que quería ir a la escuela. Pero no existían buenas opciones en China. “La condición de Amy no encaja en el sistema de educación existente,” dijo Anna.
Sobresaliendo en los EUA
Harry y Anna pensaron que la mejor oportunidad para una educación y buen cuidado médico para Amy era en los EUA. Se establecieron en un barrio de Los Ángeles y Amy empezó la escuela cuando tenía 10 años.
Fue difícil al principio mientras Amy aprendía inglés, pero ella tenía mucha motivación. Ella alcanzó a sus compañeros de clases estadounidenses y aprendió a usar tecnología auxiliar para completar su trabajo escolar. Usa su cabeza para controlar su silla de ruedas eléctrica y su mentón para controlar su computadora táctil (tableta). Puede escribir lentamente con su dedo índice.
“Fue asombroso lo mucho que Amy logró. Extraordinario,” dijo Tracy Martin, especialista de inclusión de la escuela. “Ella siempre quiso ir más allá”.
Determinada a hacer una diferencia
Amy terminó la escuela y se fue a California State University-Los Ángeles, donde se graduó con una Licenciatura en Filosofía y Letras en el 2018.
En la actualidad mientras cursa su maestría, la puedes encontrar recorriendo el campus de Cal State-LA en su silla de ruedas eléctrica. Anna asiste a clases con ella para brindarle ayuda.
Amy se ha fijado la meta de trabajar con estudiantes con discapacidad. “Entiendo cómo se sienten los padres y cómo se siente el hijo,” dijo ella. “Esa es mi conexión. No todos los maestros entienden por lo que nosotros pasamos”.
‘Muy, muy agradecida’
De haberse quedado su familia en China, Amy no cree que hubiese tenido las mismas oportunidades que tiene en los EUA. “No hubiese podido ir a la escuela, así que no podría valerme por mí misma”, ella dijo. “No tendría ninguna fuente de ingreso. Hubiese sido mucho más diferente.
“Yo sé que el tener una educación era mi única manera de mejorar mi situación y de demostrarle a otros que el tener una discapacidad no me impide lograr mis metas y sueños”.
Su actitud en la vida—y la determinación que aprendió de sus padres— le ha ayudado a Amy a vencer muchos obstáculos. “Mi filosofía es que todos tenemos momentos buenos y malos”, dijo ella. “Mis capacidades y oportunidades son infinitas, siempre y cuando dé lo mejor de mí.”
Pero Amy está consciente que lo que sus padres han hecho por ella ha sido un acto extraordinario de amor.
“Obviamente, ellos han sacrificado sus vidas para que yo me haya podido educar y poder desarrollar una profesión exitosa”, afirmó Amy. “Estoy muy, muy agradecida por todo lo que han hecho por mí.
“Sin ellos, hoy no estaría donde estoy”. Para mí, son los mejores padres del mundo”.